EL BRUNO RUIZ • CALVICIE Y DECAPITACIÓN SIMBÓLICA


TODOS VENIMOS DE UNA PANOCHA
Dedicado a las feministas:
Evita Cayetana de Lechuga
Elsa Cabaña Blanco
Ana Karla Paredes de las Casas
Elma Romero de Aquiles
Zoila Vaca T. Tuda
Michel Elodia Corona
Piedad Tirado A. Madrazo
Evita Dolores de Hoyo
Ester Rosa Ladelfrente
Mayte Benítez A. Juárez
Elma Canón Moreno
Zoila Masacá
MÁS QUE UNA DECAPITACIÓN SIMBÓLICA
Respecto a la opinión que —el viernes 7 de enero de 2005— espeta el Bruno Ruiz en su blog, tocante a las féminas y a la nomenclatura conque designan a sus tetas de vidrio en la blogósfera; también en cuanto a los arrebatos oratorios en torno a lo que las rucas son, representan y hacen, en el mundo del dominio fálico, voy a externar mi punto de vista, no porque pretenda defenderlas, eso sería lo más absurdo e incongruente dado el estigma misógino que vengo traspisonando desde hace un ratón de tiempo; las jainas no necesitan que ningún cabrón como yoni las defienda.
Las opiniones que he leído con relación a este birote femenil me parecen tan ramplonas y sin fundamento que constituyen proposiciones similares a las consignas del ortodoxo feminismo rancio que pregonan las gallinas con espolones y las prófugas del metate, cuyo reduccionismo no sobrepasa los linderos de la irracionalidad antiman. La mayoría de los batillos se condujeron como si fueran moralistas en busca de sabiduría y su acto de virtual concurrencia ante las páginas weblogs parecía desembocar en una junta fascista (hay suficiente suspicacia para creer que más de uno de ellos, confundiendo —igual que sus predecesores— el sexo con el poderío, con una mano empuñada para dar el golpe, y la otra puesta en la bragueta, confusos y culpables, han de ser de ésos que se levantan a medianoche para inspeccionar la ropa interior de su pareja, con la idea fija de cazar el semen de otro en dichas prendas).
Es verdad que, con excepción de los lenchos, nuestras actitudes y formas mentales corresponden, por esencia y por perturbadoras influencias a la del macho; eso nadie lo puede negar: todos los batos, en mayor o menor magnitud, según sea el caso, somos machines. Pero no es ajeno a la realidad decir que las rucas son mas cabronas que nosotros, los talegudos. Sino, díganme, ustedes, ¿qué bato aguanta una verga adentro?; ¿quién de ustedes se la rifa nueve meses cargando en la barriga un chilpayate?; ¿quién de ustedes soporta, durante un periodo de 4 u 8 días, traer escurriendo por el hachazo del Diablo los fluidos de sangre, cada mes que se descalabra el chango?; si con una puta gripa o un pinchi dolorcito de muela nos andamos cagando y chillando a lo baboso.
Los discursillos que han vertido los opinadores, a manera de «comments», parecen derivar de escuetas vivencias infantiles, toda vez que están fundados únicamente en el fenómeno biológico (como si el género se estableciera con la adquisición del lenguaje). Por esa razón representan la antítesis —el pene es una excrecencia— del feminismo rascuacho y decadente que se pudrió apenas fue embrión por que a las gallonas que lo reivindicaban se les extravío el tercer elemento dialéctico, la síntesis; a otras minas se les atoró en el convento o en el harén. Secuelas de la educación antisexual que nos inculcaron y que hoy hacen estragos en las chompetas de las nuevas generaciones (del Chavo del Ocho, de los cachirulos y de los efectos especiales, simbolizada en Matrix) por conducto de guías para padres y madres de familia disfuncional, a través de la basura letrera que chorrean los cochinos libros del Cuauhtémoc Sánchez, engendrador del nuevo «código moral» que rige en la mayoría de las galleras mexicanas.
Pero a mí no me interesa revivificar cuestiones del feminismo ni arrastrar a los lectores hacia la dicotomía masculino-femenino, aunque es inevitable prescindir de sus conexiones en este articulejo (sólo mantendré en la superficie de este texto el tema feminista cuando lo amerite la ocasión o el «momento coyuntural» como dirían los radicales setenteros).
El aspecto importante a plantear concierne al proceso y facultad de simbolizar y representar las relaciones del mundo con el sistema de los signos lingüísticos. Asunto que ninguno de los respetables comentaristas y opinadores consideró, y, empero, como marca del acto escritural, hace mella en todo proceso de construcción del discurso, en el habla cotidiana o en los textos. O sea, se trata de abordar la mengambrea desde la perspectiva de la normatividad sociolingüística, teniendo como punto de referencia la función semiótica en el fenómeno expresivo o retórico.
Aplicando la llamada «gramática especulativa» es necesario, entonces, dar cuenta de lo que existe en el trasfondo de esa «cierta curiosidad de color rosa», que se maquilla en esa «cierta cursilería» que aduce el Bruno Ruiz, y que «sólo podemos relacionar con las autoras femeninas de blogs».
El bato de la cabellera invisible afirma que:
«un porcentaje de blogs escritos por femmes, tienen una alusión a un nombre femenino u connotación femenina. En pocas palabras, con leer el título, sabemos que lo escribe una mujer».
No siempre es así, mi buen. Sería ocioso rastrear algunos ejemplos para probar mi conjetura. Me iré a otro extremo para demostrar esa imprecisión a fin de dar tinta que los signos sintácticos y semánticos no siempre conllevan a una afectación de la conducta o temperamento de manera general y extensiva. Mi blog, por ejemplo, identificado con la nomenclatura de «El Charquito» es una vitrina cibernética cuyo titular es un bato, o sea yo, el Éktor. Soy un hombre, por decirlo así. Pero el sintagma nominal corresponde significativamente (y desde mi vertiente puramente subjetiva) a una noción estrictamente feminoide: bajarse al charco. De esa formula deriva la idea de titularlo en tal sentido. El ribete de mi blog tiene que ver con la locución BAJARSE AL CHARCO, y con su variopinta sinonimia que, en términos calicheros, significa la acción de deleitarse por medio de lengüetazos saboreando el rico olor a camarón fresco de la pepita de una ruca; desplayarse chacalosamente sobre una arepita con sabor a sirena.
De acuerdo con mi «Diccionario de caló», quiere decir
BAJARSE AL CHARCO
Practicar el sexo oral; específicamente la chupada y lamida del clítoris. Puede ser de hombre a mujer o de mujer a mujer; cuando se trata de tortilleras, según sean las inclinaciones sexópatas. Si la mujer se lo hace al hombre se dice tocar corneta, flauta, y si el acto mamadil es recíproco se le nombra mamerto, mamey, mameluco. Construcción: «¡Mamacita, contigo sí me bajo al charco!» (Voz popular).
Y son sinónimos de bajarse al charco: bajarse al arroyo, bajarse al agua. bajarse por los chescos, bucear sin escafandra. Hacer el sexo oral a una mujer, lamer el clítoris y demás partes pudendas. Construcción: «Con un cacharro así, soy capaz hasta de bucear sin escafandra» (Voz popular).
UN FAUSTO SEXUAL MASCULINAMENTE HIP
Reproduzco parte del texto bruniano, donde su autor, con un tono despreocupado, y aplicando el rasero de un materialista del siglo XVIII (reacción mecanicista contra el idealismo platónico), oficia la misa en estos términos:
«Cierta curiosidad de color rosa, cierta cursilería, que sólo podemos relacionar con las autoras femeninas de blogs: un porcentaje de blogs escritos por femmes, tienen una alusión a un nombre femenino u connotación femenina. En pocas palabras, con leer el título, sabemos que lo escribe una mujer».
http://www.hadasinluz.blogspot.com/ Hada de Noche
http://conderechoaequivocarse.blogspot.com/ Princesa Radiactiva
http://www.cosasfemeninas.blogspot.com/
http://perramalnacida.blogspot.com/
http://www.cosmicbitch.blogspot.com/
http://www.butterposa.blogspot.com/
http://www.bastardaza.blogspot.com/
http://fridashion.blogspot.com/
http://www.perritadelmal2.blogspot.com/
http://sritamasturbacion.blogspot.com/»
[brunoruiz.blogspot.com, post del 7 de enero de 2005].
Enseguida el bato anota esto que sigue:
«Será también que es políticamente correcto el blog 'anti-femenino': las mujeres al hacer un blog, lo ven como una extensión del diario que guardan debajo de la cama, donde forjan una personalidad 'rebelde' ante los valores que las acosan. Los valores que las sujetan en role models tradicionales de portarse bien. La Princesa Blanca Nieves debe rebelarse de alguna forma, volteando el concepto bonito en algo herido, dañado, que supere una moralidad» [Posted by BR].
Y en menos de lo que tarda en cantar un kikirikí, la perrada se deja caer la greña; unos descargando sus reproches y apostando su verbena contra las trampas vaginales; otros, ajustando su sermón a simples trivialidades.
Y este es el reparto estelar que figura en los «comments» del BR:
«Por lo de la femmes
Pienso que el titulo es para atraernos, claro no encanta saber cosas de mujeres y leer sus pensamientos (tienen cosas hermosas) y al ver un nombre así como abejas a la miel... también los chats también siempre tienen nombres sexuales.
sewwt16
sexy girl...
pero se imagina bien no?
Mr. Dup, 01.07.05 - 7:47 pm
Perdón me exité.
Mr. Dup, 01.07.05 - 7:49 pm
Valen verga los blogs feminoides. aburridos hasta la chingada
Beam, 01.07.05 - 9:17 pm
Siempre atrae un blog femenino, la curiosidad de quien es su autora, de saber sus historias, de como piensa, tiene su atractivo.
El manaba, 01.08.05 - 9:14 am
Qué buena crítica hacia las féminas. Ps si, la educación inculcada nos impone esa cesgo literal. No hay misterio, sino artificios (como odio las revistas como Cosmopolitan).
(y aquí visitándole también)
Luisa, 01.08.05 - 1:56 pm
Jorjorjorjor..
es cierto maese bruno.. porque a huevo los blogs de las viejas tienen que tener esa rebelión contra la mujer femenina y decir pendejadas, groserías, y portarse como machines cualquiera.. snif.. extraño a las mujeres femeninas que tenían gracia y se reían con la boca tapada..
Urymonsta, 01.08.05 - 4:40 pm
Interesantes reflexiones de los blogs "femeninos". saludos cordiales.
Karlatone, 01.08.05 - 9:47 pm
Interesante estudio, aunque machista!
Cepsi, 01.08.05 - 10:20 pm
Mm... me gustaron màs las fotos que los comentarios sobre lo feminooide no-fememino ni feminista
Beguina, 01.09.05 - 12:10 am
Br:
Me acerqué a esto de los blogs hace pocos días, ni sabía que existían. Y fue a través de un blog, como decís vos, femenino. Pero resulta que quien lo escribe no es mujer. Es solo una historia de ficción que ha tenido mucho éxito en mi país. Así que, no siempre el título del blog ni su supuesta autora encierran una verdad detrás. Yo misma lo estoy intentando, y justamente, hablando de otra mujer, mi mamá.
Lahija, 01.09.05 - 9:34 am
¿Machista? Por supuesto. El monopolio de la verdad y la mayoría de las comodidades que disfrutan ahora las mujeres (la 'igualdad' femenina que no es mas que un constructo social que puede ser derrumbado con facilidad) son eminentemente masculinos y machistas.
Qué curiosa pendejada de las viejas. Están de acuerdo con lo que escribe una persona tan neutral como el Bruno, hasta que se atreve a decir su opinión (dura, pero verdadera) sobre las porquerías de blogs femeninos que pululan en el internet.
La mujer, descalza, embarazada y en la cocina. No hay de otra.
Beam, 01.09.05 - 11:36 am
Cepsi Pepsi, je...
machista? creo que los blogs de hombres no llevan hombres machistas... por eso el titulo pues, del comentario... que seria si hubiera blogs así...
BR, 01.09.05 - 12:31 pm
Quise decir nombres machistas, snif
BR, 01.09.05 - 12:32 pm
Blogs femeninos, órale, mi blog busca amiguitas. Je.
Humphreybloggart, 01.09.05 - 3:25 pm
Es curioso —para no decir indignante— que las rucas que emitieron sus opiniones no asumieran, por antonomasia, su condición de hembra, su «pesada sangre femenina», como decía D.H. Lawrence en Lady Chatterley's, y, renunciando a su personalidad y ardor, se avinieran como pobres incautas y, rebajándose a viles coños; y dando anuencia para —que metafóricamente hablando— les metieran el chile hasta por las orejas.
Esto me recordó una película pornográfica en la que la jaina, cuando la tenía el matador hasta el tronquito, la ruca nomás vociferaba: «¡non stop, baby! ¡Oh, my god!, ¡is it beatiful! ¡Please, please, please!, ¡gimme more, baby! ¡¡¡Oughhh!!! So good, my darling...».
La única madmuasela que sí guardó las formas fue LAHIJA. Vuelvo a transcribir su comentario:
«Me acerqué a esto de los blogs hace pocos días, ni sabía que existían. Y fue a través de un blog, como decís vos, femenino. Pero resulta que quien lo escribe no es mujer. Es solo una historia de ficción que ha tenido mucho éxito en mi país. Asi que, no siempre el título del blog ni su supuesta autora encierran una verdad detrás. Yo misma lo estoy intentando, y justamente, hablando de otra mujer, mi mamá.
Lahija, 01.09.05 - 9:34 am».
LA BRIDA DE LA COMADRE
Asumiendo una frívola condescendencia, con ciega admiración y banal camaradería, las otroras féminas, en cómodos subterfugios soportaron sin chistar la afrenta y se dejaron llevar por el paroxismo de las palabras hasta los limites de la sumisión victoriana y, contorsionándose, cual gusano en el anzuelo, maleables como la plastilina se bajaron los calzones a cambio de comprensión egocéntrica.
Nuevamente confirmo dónde reside la inutilidad que reportan las lecciones de Margarite Dures, Sor Juana, Mary Wollstonecraft, la Chayo Castellanos, Annie Ernaux, Nathalie Sarraute, Lilian Hellman, Hélena Cixous, etcétera. Ninguna pisó firme como estas lo hicieron antaño. Les preguntare lo mismo que el abogado de Lilian Hellman, Joseph Welch, preguntó a McCarthy en 1951, cuando el genocida gringo, delirando paranoia anticomunista, compareció ante la corte: «¿No tienen, ustedes, sentido de la decencia?».
Vaya duplicidad ética y cinismo ideológico. Han malgastado muchas energías para concluir que hay un solo ser en el mundo; y ese es el hombre.
¿Qué son los derechos de la mujer? No respondan, cédanle la palabra al fantasma de Charlote Woodward, una campesina de 19 años que, convertida en costurera, en 1920, ya peleaba la reivindicación mujeril en Seneca Falls. Charlote contestó en ese entonces que los derechos de la mujer consistían en «una miserable pitanza que, aunque ganada por mí, ni siquiera es mía».
Y qué gran avance vislumbra la posmodernidad, ofreciéndonos una caricatura bochornosa e incongruente de la mina: continuar con su papel de limosnera medieval.
La trampa vaginal se desploma; semen y jugos vaginales se trastruecan en el lenguaje. Qué desenlace tan fácil y patético tiene la película de la revolución sexual. ¡Ah, qué tiempos aquellos! Bronte sí era rebelde, entanto que la Cleopatra sólo servía como receptáculo de líquido seminal.
«"Nunca llevas prendas íntimas, ¿verdad? Eres una ramera..."
Le remangué el vestido, y se lo dejé subido mientras terminaba de
beberme el tarro de café.
"Juega un poco mientras lo acabo."
"¡Eres asqueroso!", respondió, pero hacía cuanto le ordenaba.
"Tenlo abierto con los dedos. Me gusta su color."
...Diciendo esto, busqué una vela en el aparador que había junto a mí,
y se la entregué.
"Veamos si consigues metértela entera."
"¡Haces conmigo lo que quieres, maldito asqueroso!"
"Bien que te gusta... ¿No es así?"»
[Henry Miller, Sexo].
EL YO PROSTITUIDO ES UN YO ANDRÓGINO
Señala el BR que las rucas al incursionar en el ciberespacio por medio de un blog —con el sello de lo políticamente correcto— asumen la noción de que la bitácora es una «extensión» del «diario que guardan debajo de la cama, donde forjan una personalidad 'rebelde'» tendiente a impugnar «los valores y los role models tradicionales» que invitan y persuaden a «portarse bien». Y agrega que la jaina (a quien equipara con la princesa Blanca Nieves) utiliza el blog como mecanismo de inversión con el cual ha rebelarse de alguna forma, atribuyéndole un sentido de negación a todo aquello que implica una afirmación. O sea que la gallina debe pasearse como gallo en un gallinero, porque es una mujer «liberada» que no le envidia nada al hombre. Su imagen es el grito desaforado de la histeria como cliché en las superestructuras de la red de banda ancha, y en su vertiente contraria, sus mensajes posteados son discursos del «corazón» o signos de la cursilería.
Lo que afirma el Bruno Ruiz deriva de una observación poco objetiva y contiene cierta dosis de ingenuidad, y hasta me atrevo a decir que el bato asume una actitud similar a la del reaccionario que se asusta creyendo que todas las mujeres pretenden sublevarse en contra de la dominación que ejerce el macho en la mítica sociedad fálica. A todas las rucas las convierte en contestatarias y, en ultima instancia, en radicales y feroces guevaristas.
Es absurdo creer que todas las hembras leen a Marx, a Bakunin, o tienen intenciones revolucionarias. para que una mujer funcione con armonía en la sociedad debe presentarse como toda una modocita, obediente y respetuosa de las instituciones que rigen (ojalá que el bato no vaya educar a su hija con esta férula doctrinaria).
Si el Bruno Ruiz fuera una jaina, y mantuviera esa misma estructura síquica de pensamiento zapearía la idea de que el esperma del hombre es un veneno (la variante de esta fábula, en su versión moralina equivaldría al anatema siguiente: «todas las mujeres son putas, menos mi mamá y mi hermana»).
La hipótesis del bato se sostiene sobre una base quimérica; supone que todas las blogueras son feministas o cuando menos contestatarias. No todas las rucas están urgidas de alcanzar el «empoderamiento martasahaguniano»; no todas las jainas viven atormentadas enfrentando a los demonios de la erección.
El destino no es totalmente ineludible, mi Bruno. En la vida existen brechas por donde se llega mas pronto a algún punto de encuentro con nuestras prioridades existenciales. También por los atajos —como dice el Sabinón— se llega al infierno.
Extraño carácter antievolutivo contienen los argumentos del Bruno Ruiz, eludiendo las potencialidades de las manolas blogueras como si deseara que estuvieren confinadas en un rincón oscuro de la historia, dedicadas a cultivar los melodramas de la pasión y del fervor amoroso, querendonas, halagadoras y dulces como la miel en flor.
El bato debería afinar un poco sus virtudes intelectuales.
ESCRITURA FEMENINA O LITERATURA DE MUJERES
Centrarse en la discusión de problema inherente a la actividad literaria que desarrollan las mujeres resulta, en rigor, arrojar al hoyo del escusado la paridad intelectual de hombras y damos, de batos y rucas, y valorar las virtudes y capacidades de los sexos opuestos mediante prejuicios clasistas e imponiendo condicionamientos deplorables.
La participación de las mujeres en el ámbito literario es tan vieja como la putería. En el siglo VI a.C., son las poetas hindúes las primeras que incursionan en el campo de la literatura femenina, pero es hasta el año 80 a.C. cuando en el Terigata se recopila esta literatura, valga decir de denuncia y reinvindicadora.
De la antología a cargo de Susie Tharu y K. Lalita, reproduzco el siguiente poema:
Una mujer que ha sido puesta en libertad.
Cuán libre me siento,
Cuán maravillosamente libre de la cocina
y sus faenas.
Libre del severo puño del hambre
y de los cazos vacíos,
Libre también de aquel hombre inescrupuloso,
El tejedor de sombrillas.
Tranquila y serena me siento ahora,
limpia de deseo y odio.
Hacia la sombra del árbol frondoso me dirijo
y contemplo mi felicidad •
El valor y calidad literarios de un blog no puede ser taxado por la condición masculina o femenina de su titular; la circunstancia de género sexual es lo que menos importa, pues entraña un segundo plano a considerar.
La creación literaria rebasa esa especificidad sexual. El efecto de tal determinismo conlleva a una deformación grosera que solamente puede sustentarse en estereotipos lingüísticos.
Qué espantoso vacío se ha abierto; el menjurje de opiniones a devenido en un asunto de vanidad social; parece una eclosión desmañanada de los apotegmas del Concilio de Trento en su raigambre posmodernista.
Los ponentes hablan de los blogs que detentan las rucas como si se trataran de prebendas otorgadas por el dios de la virilidad.
BR: LINGUAGGIO COME LAVORE Y COME MERCATO
[O DECIR ALGO SOLAMENTE CUANDO CONVIENE]
En nota postrera a mis opiniones vertidas con relación al tema de las manolas, el día 14 de enero de 2005 el Bruno Ruiz presentó sus respectivas enmiendas mujeriles, no para ratificar posturas ni para validar los argumentos de su «elitismo biológico» en los cuales exhibe a las rucailas como seres dotados de insiginificancia cursilona, sino para modificar sus premisas y cobrar así segundo aliento. En otras palabras, el bato reconsideró —obviamente sin reconocer que había regado el tepache— la noción primaria donde sustentó la teoría de la «princesa Blanca Nieves», quien, en aras del «aufeben» moral, se rebela y da voltereta al «concepto [de lo] bonito», trocándolo «en algo herido o dañado».
Así, queriendo enmendar el entuerto, y procurando administrar esta vez la razón de su dicho que —como dijo Marcuse— equivale a lo mismo que una administración de la libido y que sirve de mucho para apoyar al statu quo, metió reversa a su tartana retórica, aprovechando las oportunidaes que brinda la ambivalencia semántica y haciendo arrobos con los postulados de la filosofia chimultrufiana que ha sabido poner eficazmente en práctica el ficticio presidente que tiene México; sí ése pobre ignorante que se metamorfosea en tepocata cuando invoca el siguiente abracadabra: «como digo una cosa digo otra; sí pero no, o no pero sí».
En fin, prosigamos.

NUNCA HE SIDO MISÓGINO
Involucrándose de manera muy anémica en la polémica trazada y transfiriendo a su clientela el dicotómico discurso blogueril que se caracteriza como racionalismo abstracto (en realidad, un atrasado cartesianismo), y devenido en oxidado sicologismo de estímulo-respuesta —que solamente funciona cuando hay que darle agua al murri, hacerse de mulas o llevar guara a su milpita—, el señor de los «hipertextos», con su peculiar ambigüedad, imprecisión, generalidad, vaguedad e indeterminación «beyinescas», muestra actitud de simpatía remolona hacia la «cuestión femenia», temeroso de que alguna prófuga de la tabaneada doméstica le brinque como fiera enloquecida (en realidad, lo que pretende el BR es sacarle provecho a su conservadurismo, disfrazándolo de «progresismo» en pro de la mujer).
Esta fue la respuesta de Bruno Ruiz:
«MISÓGINO. Hace unos días se conmovió cierta fibra misógina. La lectura de un post acerca de blogs femeninos me pudo haber diagnosticado como un macho por excelencia. Nada más alejado de la verdad. De hecho, podría decirse que soy seguidor de la femme en todos sus estilos. Mi vida siempre ha girado en torno a mujeres. Mamá, hermana, novias antes de ser cónyuge, esposa, luego hija. Mis veredictos fueron meramente un aviso de oportunidad ante la omnipresencia femenil en el Net (se sabe que hay muchas autoras y lectoras en el Net, ya que son partidarias del lado sensible, el camino de la mujer, la sensibilidad, la escritora en ciernes, que debe romper sus convenciones de moralidad). Una forma de examinar al sexo que más admiro. Sería fácil voltear el argumento en torno a los machos, pero con ellos no me inspiro. Soy uno de ellos. Ya sé cómo operamos, y no es necesario profundizar. Nunca he sido misógino. Podría parecerlo, pero como dije, es porque mi punto de enfoque es la femme.
Si el hombre es tan pequeño —preguntaba Anna Ajmátova—: ¿porqué no se decide a vivir y hablar dentro de lo concreto? La respuesta es fácil, y nos la proporciona el poeta Félix Grande en «Fragmento en homenaje a Rayuela»:
Escuchamos hablar de la grandeza del espíritu humano
grandes vocablos entretejen su estela acreditada
formando una constelación primorosa que celebra occidente
la civilización occidental casi es una fórmula mágica
sin ese sésamo ¿qué sería del 90% de los discursos?
Los vocablos orden destino inmortal unidad
advertimos que se marea la zibilycaqión ocziDental
y que a lo + xagrado le nacen como hiedras las reúmas
mientras cortázar en una novela escribe mierda de seis formas
y ekora kon kaes enkantadoras las voces ke korrían el peligro
de koacionar kon su grandioxo krédito y su bufaratada
de xiglos hi xigflos hi de imnos hi de hestátuas •
Bien, ante la metodología de los sofismas no se puede estar en oposición cuando las diferencias son cuantitativas, de grado, no así de cualidad.
Ahora, invito a mis diez lectores a despanzurrar el texto bruniano.
Asevera el men de la cabellera trasparente que mis fibras misóginas se conmovieron (aunque el bato dijo nomás que «cierta fibra misógina» fue la que se «conmovió», pero a decir verdad fueron todas) después de haber leído un post suyo que aborda el tema de los blogs femeninos, y que debido a ello pude haberlo diagnosticado como un macho por excelencia (aclaro: mi afirmación fue tajante, nada de titubeos; al bato lo califiqué como un macho, pero no «por excelencia», simplemente como un macho, y nada más).
Sin embargo, míster Bruno arguye que mis palabras suenan a falsedad: «nada más alejado de la verdad», responde el bato. ¿Qué otra conjetura puede replicar? Su negativa me recuerda como paragón un chusco suceso que presencié en mis años mozos cuando empezaba en la faena abogadil. Una ñorsa me solicitó los servicios de representación legal para que le tramitara su divorcio. En cuanto la clienta me expuso el problema supe que se trataba de un caso que en el ámbito leguleyo les nombramos «frankesteins». En aquellos años empezaba yo apenas trinearme en la litigada y la novatez e inexperiencia lo conducen a uno a aventurarse más allá de los límites de nuestra profesión. La demanda de divorcio debía estar amparada bajo la causal de adulterio, y en ese tiempo dicha figura jurídica tenía que acreditarse mediante prueba plena y directa (hoy, con las reformas al Código Civil el asunto es una papita, pues lo tribunales en materia familiar admiten ya los medios de convicción indirectos para probar la pretensión jurídica, o sea es válida la simple presunción). A lo que me refiero con todo este rollo es que la citada causal, fundamento de la demanda, requería de prueba contundente, así que el cónyuge culpable —adúltero— necesariamente tenía que ser cachado arriba del guayabo, debía yo como abogado presentarle al juez los elementos materiales de convicción pertinente; esto es pillar al marido infiel en plena faena cogelona. Asi que tuvimos que recurrir a las artimañas de Perry Meison; durante algunos días le pusimos cola al mariachi. Seguimos al ruco poniéndole plantón a donde quiera que caía, hasta que lo tronamos en un cuarto de hotel. Y lo torcimos ensartenes con una jaina; le tomamos unas fotos para presentarlas como prueba de la causal invocada. Y aquí aparece el parangón con las tesis del Bruno Ruiz, pues lo más ridículo fue que el don, a pesar de que sus calzones y el tramado se encontraban sobre el piso cuando su ñora le echaba en cara tal desvergüenza, él negaba los cargos. Le juraba y le perjuraba a su esposa que no estaba haciendo lo que ella creía haber visto. —«¡No, mi vida, no es lo que tú crees. Déjame que te explique, todo es un malentendido!», le decía el ruco vaquetón, tratando de convencer a la doña.
¡Ah!, pues así se deja ver el Bruno Ruiz cuando arguye que él no es ningún «macho por excelencia». Qué le queda agurmentar.
Oigamos su alegato defensivo, justificación que a estas aturas ya resuta completamente inútil:
«De hecho, podría decirse que soy seguidor de la femme en todos sus estilos. Mi vida siempre ha girado en torno a mujeres. Mamá, hermana, novias antes de ser cónyuge, esposa, luego hija».
¿Y qué con éso? Son los hábitos y formas de obrar que nos han inculcado a partir de las concepciones del código moral que impera en la tradicional familia patriarcal; la medida moral de los tiempos pasados que se repite una y otra vez, y que no derivan por esencia única de las actitudes sicológicas sino en mayor medida, de las relaciones sociales de producción, «que durante tantos siglos —como afirmaba Alexandra Kollontai— ha tenido a la mujer encerrada en la casa y sometida al hombre "que la mantenía", son las mismas que al arrancar las cadenas enmohecidas que las aprisionaban, empujan a la mujer, débil e inadaptada, hacia el camino cubierto de espinas que se abre ante ella, y que la aprisionan de nuevo a la dependencia económica del capital. La mujer amenazada con perder todo asilo, ante el temor de padecer privaciones y hambre, se ve obligada a aprender a mantenerse sola, sin el apoyo del padre o del marido. La mujer que tiene que enfretarse con el problema de adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones de su existencia, y tiene que revisar a toda prisa las "verdades" morales que le han inculcado las abuelas que disfrutaron de los buenos tiempos pasados. Se da cuenta, con asombro, de toda la inutilidad del equipaje moral con que la han cargado para recorrer el camino de la vida. Las virtudes femeninas —pasividad, sumisión, dulzura—, que le fueron inculcadas durante siglos, le resultan ahora completamente supefluas, inútiles y perjudiciales. La dura realidad exige otras cualidades a las mujeres trabajadoras. Lo que ahora se precisa son firmeza, decisión y energía, es decir, aquellas "virtudes" que se consideraban como propiedad exclusiva del hombre» [La mujer nueva y la moral sexual, p. 75].
Por tanto, la mentada «princesita Blanca Nieves» no se vuelve una rebelde nada más porque le pega su regalada gana o porque se le hincha el ombligo. Y ¿a qué le teme el Bruno Ruiz?, ¿a que la manola posmoderna se encuentre incomparablemente más cerca del bato y que lo rebase como lo ha venido haciendo —en el caso especifico— la mujer bloguera?
Lo que de ellas argumenta el señor de los «hipertextos» no es más que una vana ficción. Cuando alguien se equivoca en sus planeamientos es mejor que declare «ni pedo, la cagué». Aunque también puede darse el lujo (con todo el derecho que le asise, faltaba más) de aventarle unas cuantas paladas más al hoyo del difunto. Y es lo que hace don BR al emitir sus «veredictos»: poner en sobreaviso «la omnipresencia femenil en el Net», la gran tamalada de «autoras y lectoras», esas «partidarias del lado sensible» que habrán de enriquecer, engrandecer la personalidad y el ego del macho con las aportaciones sentimentales, sin salirse del «camino» que le han señalado: «la sensibilidad» para llegar a su destino, sin importar que «rompa» las «convenciones de moralidad». En tal situación coloca míster BR al «sexo que más admira», porque en los machos no se inspira («con ellos no me inspiro»). Pues cómo, si él mismo nos advierte: «Soy uno de ellos». «Nunca he sido misógino».
Otorguémosle credibilidad a sus palabras, BR nunca ha sido misógino, nada más «podría parecerlo» porque —como el dice— su «punto de enfoque es la femme».
«Más.
Por ahí habrá el grupo de feministas literarias que tomarán estos argumentos como una salida fácil de mi carácter. Un desliz oportuno. En respuesta a esto, ofrezco la versión de Ektor, que en repetidas ocasiones se ha validado como la voz misógina de la región, pero en días pasados ha salido a la defensa de las femmes. ¿Un movimiento de perspectiva, o quizá, una debilidad inherente, que podría excomulgarlo de la Iglesia de Batio?
Schopenhauer el más misógino, Platón ¿el primer comunista?
Frente Misógino de Liberación Machista
Unamuno: ¿Misógino o feminista?» [Posted by BR at 14.1.05].
No tema, don Bruno, las madmuaselas no lo van tocar ni con el pétalo de una rosa. Aunque, quién sabe si le cantan una rola de Paquita la del Barrio.
Podría ser... no sé... tal vez ésta:
«Macho y señor que tienes tanto alarde
que a golpes impones tus dotes de varón.
Te quiero recordar que una vez fuiste niño
y el pecho de tu madre te supo amamantar».

Y UN ACERTIJO PA CERRAR
—¡Oiga, apá!
—¿Qué paso, mijo?
—Quiero hacerle una pregunta, jefe.
—A ver, mijo.
—Usted sabe ¿quién es más moderna, si la bichora o la panocha?
—¡Ay, cabrón! ai sí que me la pones muy difícil. Pos yo creo que la panocha es más moderna.
—¿Porqué, apá?
—Pos... porque la panocha es digital, mientras que la bichora es manual.
—¡Culos a la pared! •