DIARREA POÉTICA DE ACANTO Y LAUREL


DIARREA POÉTICA DE ACANTO Y LAUREL
[O EL OXÍMORON EN EL CULO DE LA AÍDA MÉNDEZ]


SERPIENTES QUE SE ACARICIAN

«La ideología mas extendida en México es la de la amistad. Y en estos términos precisamente extendida, fundada y solidamente fincada ideología, es decir como falsa conciencia y falsedad consciente, conciencia de la falsedad que satisface su culpa, la redime en el cuate, en coatl, la serpiente, como hermandad envenenada que se enrosca en su gemelo, en el otro igualmente falso, sinuoso, artero, venenoso, de esa hermandad, de ese cuatismo de la amistad mexicana eterna, que no es sino un pacto entre malhechores, una complicidad; mi valedor, el que me hace valer en mis falsos méritos y exagera mis méritos auténticos, el que vale mis delitos y los oculta con el compromiso de su valimiento, comprándome y vendiéndose conmigo, como yo con él: una confederación de cuates, de serpientes que se acarician» [José Revueltas, Cuestionamientos e intenciones, libro 18, Obras completas, p. 352].
He aquí un problema de la más alta importancia y que la sicología individualista lo limita a la teoría de los instintos;, y cuyas raíces síquicas determinan la estructura del pensamiento social, por ende, estético en el nivel del arte y la cultura. El efecto retroactivo de la ideología sobre la estructura socioeconómica, como dirían Marx y Wilhelm Reich.
Ahora, nada tiene de místico el texto del máster Revueltas, la ideología de la amistad como conciencia de la falsedad y como falsa conciencia, la asimila muy bien el colectivo humano que exorbita en la férula de «Acanto y laurel»; ese tipo de amistad, convenio malandrinesco, solapador de mentiras, de complicidad fraudulenta y charlatanería —que hace ver méritos donde no los hay — va junto con pegado entre sus miembras y miembrillos; como pan y vino, calzón y caca. Lugar común, una verdad obvia. Y ya veremos porqué.



CUANDO LA VIRTUD Y EL TALENTO SON PECADOS

¿Cómo es posible que una individua con un famélico conocimiento de la literatura y otras disciplinas afines se atreva a fungir como promotora cultural y capitanear una agrupación de poetas y seudopoetas? ¿Cómo puede ser posible que una tipa como la Aída Araceli Méndez Flores haga las veces de poeta, «honoris causa», desconociendo los rudimentos básicos de la creación poética y padeciendo un ayuno cognoscitivo de cultura y praxis escritural? Es tal su ignorancia que no sabe si la palabra «agradecimiento» se escribe con «hache».
Pero esta gloriosa deshonra nada tiene de extraño porque gente como el Vicente Fox llega a ocupar el cargo presidente de México. Así que nada tiene de raro que una persona que no ha asimilado las nociones elementales de la gramática y la ortografía sea la supuesta caponera que difunda los estertores de la poética en estos lares y organice las lecturitas de poesía.
Y digo supuesta porque detrás de su involuntarismo acecha una mancuerna de cilindreros que le alumbran un poco el rumbo de sus tinieblas. Es un minicomité en cuyo mando están, principalmente, dos o tres monitos letreros que son quienes fraguan la política culturaloide que le da «personalidad moral» a ese club de soñadores.
El Pancho Morales y el Roberto Castillo Udiarte son los bueneros del menjurje, o séase, sus asesores y fiscalizadores. Por eso no cualquier cabrón que se ostente como poeta puede involucrarse o pertenecer a esa feligresía. Se defienden las posiciones y los intereses.
Son ellos los que establecen las condiciones de membresía; aplican las estratagemas de ingreso, aislamiento o exclusión; y fijan los destinos de su podredumbre estética. Faena directiva que llevan a cabo con singular maestría, toda vez que, sin hacer mucho paroxismo, son diestros en el pambazo del sectarismo para la exclusividad de prospectos y aspirantes. Ellos señalan los modos de caminar en la pasarela, fiscalizan, evalúan y otorgan credenciales.
Panchito y el Lobo, encarnación de padrotines literarios de la presunta promotora (aunque, cabe destacar que existe un novísimo caifán en la citada cofradía, me refiero al «poeta que arrastra las patas»). Por tanto, esos tres güevones (con uno o dos apuntados más; verbigracia el Omar Pimiento, el Ponchito Cortez o el Adolfo Morales Moncada, el «Obviador de lo obvio») son quienes hacen el más humanamente posible esfuerzo por impedir que cabrones o cabronas, impolíticamente incorrectos para su canon, pretendan incorporarse —nomás por sus pinches tanates— en tal ganga de literatos y protoliteratos.
Y es que los mencionados macuinchepas sus razones tienen para fijar los parámetros de filiación; y lo hacen con un fin puramente defensivo, y muy mezquino. Decrepitud y declinación de la expresión poética y miedo a perder el escaño. ¿Sabrán que los síntomas de esa mala leche provocan el aniquilamiento paulatino y, en el menor caso, el rebajamiento disimulado de la poesía? Y es que los requisitos que se exigen para incorporarse a esa runfla de «acántaros y laureleros» es que los aspirantes y los ya arraigados escriban gazpachos en vez de poesía. También es necesario recurrir al halago, solapar errores y pendejadas y convertirse en cómplices del autoengaño. Además, se pide —o se persuade— no ser quisquilloso ni criticar, so pena de arriesgarse al ostracismo o que le nieguen la visa para entrar al triforio. Pues la trascendencia está en la parsimonia, es decir, que la raza se acostumbre a recitar notitas pajariles y declamar embelesos; pasársela bien chévere, cotorreando chidamente el momento de las reuniones y chingarse unos alipuses. Porque así se consolidan la imagen y las apariencias; lo que más importa a sus regentes y proxenetas.
Ahí esta la ganancia.



PANCHO, CÁBULA Y CAMELO

La Aída Araceli Méndez Flores es la promotora de una hermética corriente lírica de traspontín hecha a impulso de pedos y tarugueces por una torva de golfillas y de beodos que se autodenominan poetas. Escupideros de galimatías, pujidos ininteligibles y obsolencias de poca madre. Buhoneros que, para solivianar su pardal condición de paroleros y chapadores de poesía, truecan sus vidas entre el lumpenaje y la bohemia; porque, aparte de que se dicen poetas y escritores, padecen también la irremediable adicción a la güevonería.
Y es la Aída Araceli Méndez Flores una las principales celestinas y comadronas encargadas de darle vida a la infructífera inactividad poética en este tafanario tijuanense, a través de una garlante actividad seudocultural, traspisonada con el motete de ACANTO Y LAUREL; proyecto de charranada y chingadera que resalta como producto de especulaciones dipsómanas que se diluyen por el hoyo del escusado. Así se pongan a zapuzar cartelera y media de apologías farfulleras, el cochambre poético estará patente. No importa la forma relamida y pedante de promoción vertida, tal como se advierte en el indecente embuste que a continuación se transcribe (y en inglés, pa que no se quejen los malinchoras):

«Acanto y Laurel Project. Independent Project ACANTO Y LAUREL, which has been working since October of 2005, has taken the task of being a platform for literary exchange and integration between poets of Baja California, Mexico, and California, USA. Acanto works to help diffuse and promote literary works of poets on both sides of the border region, opening a space for interaction among poets. The organizer of Acanto y Laurel and Tijuana poet is Aida Araceli Mendez Flores». http://www.sdcitybookfair.com/authors.htm




BADULAQUE POR CHENCHA Y BARTOLO


En el pápiro Frontera se publicó un articulejo titulado «Comparten 16 expertos. Exponen poetas su obra»; y se trata de un tartajo periodístico de la nalgona de nombre Lizeth García(lgarcia@frontera.info) y en el que la ruca se tira a mamar desbozaladamente con la siguiente información trinquetera:

«Con la idea de llevar más allá las letras, el proyecto ‘Acanto y laurel’ sale de las instituciones para llegar a otros públicos. • Bajo las luces rojas y amarillas de la taberna, el escenario cambió la variedad de sus cantantes, por poetas que se apropiaran del lugar, dentro de “Acanto y Laurel”, el pasado viernes, en el bar West Fargo. • Un total de 16 poetas de México y Estados Unidos participaron en la séptima edición de “Acanto y Laurel”, organizado por la poeta y promotora Aída Méndez, quien desde el año pasado inició el proyecto». La bienvenida la dio la propia organizadora, quien cedió la palabra a Rafa Saavedra, invitado especial, y enseguida, sin tanto, preámbulo inició la primera mesa de cinco que hubo. • Poetas de larga trayectoria como Roberto Castillo, Julieta González Irigoyen, Francisco Morales, Elizabeth Cazessús, Alfonso García Cortés, Eduardo Cong y Olga García, fueron parte de este encuentro de la palabra. • Pero también participaron poetas jóvenes como Francisco Bustos, Jen Vernon, Bibiana Padilla, Omar Pimienta, Juan Martínez y Karina Vázquez, quienes abordaron temas de la vida cotidiana».

Catarata de mentiras, entreverada con tonterías. Eso es lo que orgullosamente cuaja en su lambiscona nota la susodicha gacetillera. Por otra parte, en el perióskido «La Prensa de San Diego» el incomunicador Paco Zavala, 4 de agosto de 2006, se avienta la misma sopa salivera y tira al ruedo un espiche titulado «Presentarán “Poesía Cabaret” en una Lectura Colectiva». Ignorante malintencionado, el bato, tal vez creyéndose un gurú de la autoayuda, redacta tumefacta alcahuetería:

«Ahora se llevará la belleza de la inmaculada poesía a un cabaret, y en el espectáculo participarán personalidades de ambos lados fronterizos. • Me parece que un ensayo de estas proporciones, es un espectáculo que hay que verlo, que no se lo cuenten, vivir de cerca la percepción del pensamiento poético de tantos bates, es un evento único en la ciudad. • Que retumbe el corazón... el tuyo, el mío, el de todos juntos... Los esperamos a todos en la noche inolvidable de “Acanto y Laurel”. Sentir la emoción al escuchar las voces melodiosas, apasionadas, amorosas, apesadumbradas, rencorosas, desdeñosas y cargadas de una vibra megatónica y dinámica de los decidores. • La cita de esta noche maravillosa es el próximo viernes 4 de agosto, a las 7:00 pm. en el West Fargo de Tijuana, ubicado por el Blvd. Agua Caliente. • Un espectáculo único de “Poesía Cabaret”, en una lectura colectiva con escritores de ambos lados de la frontera, todos y cada uno de ellos con una trayectoria de pensamiento indiscutible, el cual conocemos a través de la pluma deslizada en el papel, que refleja su trabajo. • Este grupo de connotados poetas está integrado por: Francisco Morales, Julieta González Irigoyen, Roberto Castillo, Ricardo Mendoza (Chicano Perk), Rafael Saavedra, (como invitado especial y pone discos), Olga García (Chula Vista), Jer Vernon (San Diego), Elizabeth Cazessus, Francisco Bustos (Tijuana-San Diego), Bibiana Padilla (Seal Beach), Alfonso García Cortés, Daniel Charles Thomas, Pedro López Solis, Omar Pimienta, Juan Martínez, Eduardo Cong, Jenny Donnovan (San Diego), Margarita Valencia, Fidel Lucero, Karina Vázquez, Andrea Escudero Curiel y Pedro Camacho (Tijuana-San Diego)».

Este güey sí que se pasó de vergas. Llena de estropicios la plana y, con exagerada fatuidad, dictamina desde la ignorancia su arenga chupalona. Tanto la mentada Lizeth García y tal Paco Zavala son peores que Chencha y Bartolo. Están habilitados como reporteros y son incapaces de distinguir periodismo y patrañas.
Andan muy prestos a avalar incongruencias y lastiman hasta los ojos de un ciego con sus apuntaciones taradas. Ni de broma ofrecen una interpretación estética del asunto, se centran en puras jaladas. Quesque «el proyecto ‘Acanto y laurel’ sale de las instituciones para llegar a otros públicos»; quesque «vivir de cerca la percepción del pensamiento poético de tantos bates» [sí, a no ser que se trate de los «bates» de béisbol, porque los poetas no son «bates» (del inglés bat) sino vates; del latín vates, adivino, profeta; y que emparienta con la palabra vaticinar].
Con puro chismorreo, lambisconería y chirinola pretenden llenar el vacío noticioso. Todo lo que exponen en sus notitas periodiqueras es un embutido de palabrería insustancial.
Chencha y Bartolo no se dignan tan siquiera a columbrar algunas recetitas literarias, pesa más la ignorancia y el aliciente oportunista.



ESCUERZO DE TERTULEROS DE MIERDA

Advertidas las maniobras, el paramento es importante para medir la impostura y el blof. Lo cierto es que muchos de esos batos y rucas no son poetas pero se autoengañan para embaucar y presumir que sí son vates serios.
No saben qué es la poesía, pero son sagaces para armar puterío, libar agualoca y licenciarse, de manera frenéticamente light y bravera, en oficios homéricos. No obstante, que lo que escriben no pasan de gansadas y de pringosos versitos, rapiñados con alta dosis de cursilería y desmedida culequera [http://letras-al-aire.blogspot.com/ http://cronicadelabsurdo.blogspot.com/].
Y conqué desfachatez y ligereza se exhiben como poetas y autoras de supercherarios seudoliterarios, ideados con la ingenuidad más melolenga que puede existir; con la insolencia hacinada en el capricho y con la tremenda ignorancia de no saber ni siquiera quién chingados fue Boris Pilniak o Jean Senac. Rebajamiento descarado del arte expresivo de la «poiesis».
Dice la presunta comunicóloga que, «bajo las luces rojas y amarillas», el chupadero West Fargo mutó su «escenario» de cantaores «por poetas que se apropiaron del lugar». Pero la tontuela no avizora más allá de lo que significa esa andanada de los ya nombrados «16 poetas de México y [los] Estados Unidos [que] participaron en la séptima edición de “Acanto y Laurel”, organizado» por su compinchera la Méndez y se baila un jarabe sobre los precedentes históricos que explican porqué razón los literatos, poetas y demás estetas, comenzaron a congregarse en la cantinas y lupanares de la «ciri» (como dice el Rafadro) para realizar ahí sus tertulias o lecturas. A principios de los años setenta, ignorados y ninguneados por el fariseísmo tijuanense, los poetas y escritores locales que habían iniciado formalmente el oficio de literatos (entre los cuales estaban, primordialmente, Raúl Rincón Meza, el profe Rubén Vizcaíno y Alfonso René Gutiérrez); y, debido a que no existían instituciones y organizaciones que promovieran las actividades culturales y artísticas en la ciudad, estos batos no tuvieron más opción que refugiarse en bares como la «Ballena» o el «Nelson», haciendo de tales tugurios el centro de reuniones y foro de exposiciones para darse a conocer como estetas de la palabra.
Que se monten exposiciones y lecturas en chiqueros como el Zacazonapan, el Turístico o el Dandy del sur, simplemente obedece a actitudes petrimetres, propias de gente mamona y esnobista.

PADROTÍN PLURINOMINAL

El «poeta que arrastra la patas», o sea el Juan MartínezLetras de cactus— encontró ya lo que quería y buscaba; pues el batillo ya se integró a la capilla que madrotea y padrotean, respectivamente, la Aída Méndez, el Pancho Morales y el Luperco Castillo Udiarte. Quién lo dijera, el vatillo acabó lengüeteando y dando coima. Todo sea por el arte del doblez, la fanfarronería y el mastuerzo de la egolatría. Ahora, empingorotado en el quillotro tertulero, se le chorrean las gomas en favor del «Acanto y el Laurel», desplegando querencia postiza y falsa cordialidad hacia el macilento club metapoético, repleto de mamertos y mamertas paridores de versitos pachuchos.




MECHAS Y LUCERNAS PARA LAS CAMALEONAS


De la boca y dedos de la ñorsa recibí invitación para participar en el mentado «Festival de la Cerveza» que la Méndez Flores organizó para el día sábado 30 de septiembre en el «Jardín de la Cerveza» del poblado de Tecate. Se trataba, según palabras de la sedicente «promotora cultural», de una lectora de poesía y arte visual en la que participarían los mismos monos y monas de siempre: el Roberto Castillo, la Elizabeth Cazessus, el Daniel Charles Thomas, la Julieta González Irigoyen, el Francisco Morales, el Omar Pimienta, el Adolfo Morales y uno que otro arrimado más, capaz de hacer lo que se le ponga enfrente con tal de lograr la efímera autosatisfacción superyóica. Convenciones particulares de la literatura, pensé yo en el momento en que la ñorsa me embridó a participar en tal menjurje. Dije que sí. Total, qué tanto puede trascender uno en esa clase de chapoteaderos. Faltando unos quince días para tocar fecha precisada para ese «ready-made», la Méndez se volvió ojo de hormiga y ya no dijo ni pío al respecto. La jugó al magarre en acto de contrición y enmienda. Formalismo cabulero, pensé yo. Y en efecto, la supuesta invitación devino inaplicable para mis huesos. Consecuencia lógica de los alicientes oportunistas del «acanto y laurel» (jejeje). Todo sea porque la poesía no se manche ni se mancille con voces ajenas a su capilla. Ostensible hiato cultural lidereado por el farisaísmo tijuanense, el prejuicio y la ignorancia zafia.
Gente como la Aída Méndez, dotada con un especie de sicología chimoltrufiana, hay por trocadas. El criterio personal es el argumento para no estar allí, panoplia de suposiciones. Todo sea por preservar los calidos momentos de «coexistencia pacifica» a favor de los literatos y seudopoetas a quienes he criticado. Así han de mitigar sus angustias y tensiones estos artífices del mimetismo neoculterano que escriben lo que ellos creen que es poesía. Y ¿su reverso empírico? Obviamente un pragmatismo de candelabro que no va más allá del individualismo egocéntrico y de inconfundible sesgo egoísta. Como si en este muladar de figurines inflados tuviéramos un maravilloso acervo de productos letreros. ¿Figuras ejemplares y emblemáticas en el terreno de las letras? Solamente unos cuantos que carecen de humildad para reconocer otros trazos y estertores ajenos a sus pinchis cofradías.
Los singultos y la pedorreas no se hicieron esperar: «A ese bato no lo invites, le ha hecho daño a mucha gente con sus críticas», entre otras intervenciones orales que sirvieron como pretexto para mandarme a la gáver (asunto que me tiene sin cuidado). La ética depende y se mueve de acuerdo con los efluvios del chaqueteo y la doble elasticidad moral.
Este es el margen de maniobras que tiene la susodicha «estimuladora de eventos artísticos», la Aída Méndez, alienada por los determinismos narcisistas y por las cogullas de la doble feis. Ya me lo habían dicho más de tres individuos e individuas, y, asimismo, me lo ratificó «el poeta que arrastra las patas»:

—La Aída Méndez es una oportunista que nomás usa a quien se le ponga de pechito; asidua a dar puñaladas traperas.

—¿Neta?

—Agüevo. Aparte de que la ruca es una chorera y gorrona. Hasta se «sintió» por que no quise picharle unas birrias en el «Turístico».


Si alguien desea mandarle mentadas de máuser a la jémur o aspira llegar al cimborrio de las letras telúricas, y necesita del citote, pues aquí están el número de fon y el meil: 01152 (664) 683-5813 aimetijuana@hotmail.com

«MONOS CIEGOS BUSCANDO CON LA BOCA EL FLACO PECHO DE LA VIDA, SOMOS. PEDIMOS LA LECHE DE LA CONCIENCIA Y SÓLO NOS SEÑALAN SU PRECIO ALTÍSIMO, INALCANZABLE COMO EL SINIESTRO AMOR ENTRE HERMANOS» roque dalton.

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