LA GABRIELA OLIVARES TORRRES: DELEITÁNDOSE COMO DUQUESA ASIDUA A LOS CUENTOS COCHINOS
DELEITÁNDOSE COMO DUQUESA ASIDUA A LOS CUENTOS COCHINOS
Tozudamente localista y gozando como comadreja, la gacetillera del semanario Zeta, Gabriela Olivares Torres, en su tétrico recoveco seudocultural ofreció a la clientela un tartajo escritural titulado «Sergio Vela en el CONACULTA».
No se hagan muchas ilusiones, pues la baratija que la tipa saca a colación tiene más parentesco con un auto de fe que con un artículo periodístico. Eso sin contar el aporismo de lambisconería que derrama en el gazpacho cocinado. Sobresalen en la nota papiresca una ristra de reverencias mamonas en favor del fulanete que ahora calienta el sillón que dejó la ignorante de la Bermúdez en el CONACULTA.
Dense un quemón:
«La esperada designación del músico y promotor cultural al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes fue bien recibida en el ámbito intelectual de México. Por consiguiente, hay grandes expectativas.
Después de seis años de costosas vacaciones, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) vuelve a tener cabeza, gracias a la designación de Sergio Vela Martínez al frente de la institución.
Lejos quedará la frivolidad de Sari Bermúdez en aras de un hombre de férrea trayectoria en el rubro, al no sólo ser uno de los mejores directores de ópera en México, sino responsable del brillante desarrollo del Festival Internacional Cervantino durante sus 9 años de gestión» [Zeta, Cultura, edición 1706] .
Entre los cultores del pragmatismo político no hay quién pueda resistir al triunfalismo ajeno y cerniéndose en esperanzas de un fatalismo inexorable. Y a las expresiones míticas de una narración periodística sin argumentos habrá que añadirles la panoplia de querer ver a ese zángano pitañoso como si fuera el «Mesías». El asunto pierde su verdadera tesitura y el supuesto criterio de la (in)comunicadora zetera se avoca por los dictados de un ordenamiento exterior, configurado desde un punto de vista mesiánico y atenazado por las fuerzas del destino.
«La esperada designación del músico».
Oh, sí; «hay grandes expectativas»; el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes vuelve a tener cabeza».
Oh, sí. Y qué lejos habrá de quedar sepultada —y para siempre— «la frivolidad de Sari Bermúdez en aras de un hombre de férrea trayectoria en el rubro…».
Por lo que avizoramos, podemos pensar que el periodismo no es el vehículo idóneo o la actividad preferida de la Graviela Holybares, sino el «fatum» que se impone por vía de su oráculo cuchupletero. Mística conjetura que no puede tocar el presente porque la absorbe un futuro hecho a remiendos en el telar de las falsas «expectativas», que la ruca considera «grandes y lógicas».
Expectativas, pues, grandes y lógicas para un sobresaliente artista y difusor de la cultura que procurará, sin duda, retomar el camino perdido por la superficialidad con la cual Sari Bermúdez asumió el puesto, desempeño que tristemente quedará en la memoria, ante todo, por sus controversiales despilfarros por “gastos de viaje”, cuyos frutos poco se percibieron a lo largo y ancho del país» [Zeta, Cultura, edición 1706].
Guachan porqué digo que lo digo. Ahora, para ahorrarse mandamientos de papel sellado con rendibú lacayuno, la gacetillera Graviela Holybares Torres debería enterarse que el Checo Vela Martínez ni es un hombre de «excepcional carrera», ni de férrea trayectoria en el rubro», ni «un sobresaliente artista y difusor de la cultura».
Pero desgranando patrañas se ha de llegar, según supone la desdichada reportera, a erigirse en una especie de pitonisa de jayán.

PRENSA EMPUTECIDA Y MÍSTICA DE MALANDRINES PAPIRESCOS
Entre toda la retahíla de boberías que la manola apunta en su tartajo periodístico destacan algunas declaraciones de individuos que comparten no sólo el criterio oficial sino el reaccionario que caracteriza a la derecha de bragueta persignada que desgobierna el país. Para rematar su articulejo recoge la mercenaria baba adulatoria y testimonios pusilánimes que los dueños del feudo —tanto político, monetario y periodístico— gustan escuchar.
«Por ahora, la decisión se antoja muy favorable, tan es así que el gremio artístico e intelectual no se ha mostrado tímido al momento de externar, a la prensa nacional, una opinión al respecto. • Concretamente, el escritor y funcionario cultural Ignacio Solares comentó a Notimex: “Espero que logre levantar este maravilloso acervo que tenemos detrás. Le brindo todos los votos de confianza”. • De manera paralela, el escritor y ex Director del Fondo de Cultura Económica, Gonzalo Celorio, explicó a La Crónica: “Sergio es prudente y cauteloso, es una persona sensata y eso dará solución a los problemas de cultura en el país. Siempre se ha manejado con legalidad y eso le hacía falta al Conaculta. Habrá que esperar a ver de quién se rodea para saber qué trabajo va a realizar. Por lo pronto la designación es acertada”».
Similar al retobo que eructó la Graviela Holybares ha sido la mayoría la (des)información publicada en los medios de prensa, tanto escrita como electrónica, en torniquete al asunto del nuevo pepudo del CONACULTA. Y escasos han sido quienes han dicho cosas diferentes a los halagos pagados que infestan a casi todos los medios de difusión periodística.
Una digresión que no se disgrega mucho: el máster Nikito Nipongo en su librito «Perlas japonesas I» (1979) recalca lo que ya se sabe en asuntos de periodsmo:
«En el ganado periodístico nacional abundan las daifas y los padrotes, los bueyes lamepatas y las chinches sacaplanas, los hampones de variada realea…».
Y ¿cómo se logra dominar a la prensa? Fácilmente —dice don Nik—; corrompiéndola con regalitos, ascensos, orgías, prebendas o biyuyus. Por añadidura tal dominio se logra en la «práxis» como lo apuntala el don:
«Oficializando la información mediante dependencias destinadas a tal actividad y también por medio de la corrupción. ¿Cómo tiene en un puño el gobierno a casi todas las publicaciones periodísticas del país? Valiéndose de las viejas medidas degenerativas de la integridad moral, mas, n este caso, aprovechando la condición de simples negociaciones de la mayoría de las empresas periodísticas» [páginas 56 y 57].
Y en su calidad de «daifa» o «chinche sacaplanas» (según sea el caso), el servicio que la Graviela Holybares presta a la actividad periodística no difiere mucho de lo citado en líneas a priori. Pues la ruca, experta en meter el hacha, confecciona una versión especial, ajustada al compromiso crematístico de la política editorial de la empresa papiresca en la que camella.
De ahí que solamente meta las maduras y no las verdes, en el entendido de que la ruca únicamente insertó las opiniones favorables a caso que aquí nos incumbe; es decir, reproduce solamente la «Oda al trabajo del carajo» apellidado Vela Martínez y no dice ni pío ni miau con respecto a los planteamientos emitidos por gente que no comulga, simpatiza o no esta de acuerdo con la designación del sucesor de la Bermúdez. Cosa que pudo haber hecho y no hizo, pues los datos en que respalda su información fueron pepenados, en mayor proporción, de la agencia gubernamental NOTIMEX, de los periódicos El Universal, Milenio, Reforma, El Economista y etcétera.
En las maduras que sí sacó a la colada figuran chupapollas y arribistas como el Gonzalo Celorio, el Tomás Urtusástegui y demás coimeros chupasuelas. En cambio, capó de machetazo, las opiniones de Federico Campbell y de Vicente Leñero porque no le dan la suave al Fecal y al monigote de marras que padrotea el CONACULTA.
Paso a copiar lo que dijo Federico Campbell:
«Me parece buena decisión. Sin embargo creo que es algo que no debe interesar a los creadores ya que tenemos nuestro trabajo determinado. Sinceramente, me da igual quien sea ya que algunos intelectuales consideramos que el actual presidente es ilegítimo y por tanto su gabinete, no quisiera ver mi nombre asociado con esta administración. Creo que es el sentir general de los creadores. Esperemos ver qué pasa en los siguientes meses; por lo pronto debemos seguir trabajando».
En cuanto a Vicente Leñero, el ruco dramaturgo, de acuerdo con lo que consignó el periódico la Crónica, «no quiso abundar sobre el tema, sólo aseguró que lo importante es rescatar los espacios perdidos en la pasada administración y que el público se vea beneficiado con el cambio. Pero, de forma tajante, afirmó que el tema no le interesa y la designación no merece ningún comentario. Con su característica voz pausada no dio señales de querer conversar y cortó la comunicación inmediatamente».
¿Sabrá la tipa ésta que el tal Sergio Vela es un castrador de la cultura, como en sus tiempos lo fueron los jesuitas y que daba lo mismo poner como director del Consejo para la Cultura y las Artes a un vendedor de muéganos, a un abulón, o al Cachis que vende tostadas de cuerito en la Junípero Serra? De esto y de los cuchupos y corruptelas en que se ha involucrado el Sergio Vela Martínez abordaremos en próximos «Vertederos de cretinadas».
