JAIME CHÁIDEZ: DE LA HERENCIA CULTURAL DEL PRO RUBEN VIZCAÍNO A LAS POBRETERÍAS MENTALES


LA HERENCIA CULTURAL DEL PRO RUBEN VIZCAÍNO

JAIME CHÁIDEZ: DE LA HERENCIA CULTURAL
DEL PRO RUBEN VIZCAÍNO A LAS POBRETERÍAS MENTALES


«Todo es mentira en este mundo…»
Manu Chao

MERDÉ Y CANON CHÁIDEZ-Y-ANO

A tres años de distancia de la muerte del pro Rubén Vizcaíno Valencia, toda la felinada y perrada que integran la comuna del Charkito —el Esnogüind, el Colamocha, la Blanquita, la Señora de la bata, el Rayitas, la Vaca, el Morris, el Cabezón, el Martincillo de Jesús y el Desgüevado— ha quedado fuera del canon chaidez-i-ano. Es decir, ya no habrá más «Vertederos» míos publicados en el suplemento dominguero —anexo al periódico «El Mexicuín»— y conocido como «Identidad», gacetilla que coordinó durante 45 años el máster Vizcaíno y que, más pronto que lo que ronca un sapo, el bueno del Jaime Cháidez Bonilla amacucara por vía de usucapion romana (o «prescripción positiva», de acuerdo con la ley de las XII Tablas que compiló el emperador Justiniano).
Esto debido a las circunstancias (de modo, lugar, tiempo, personas y estilo) que fueron «pronosticadas» por el «Esnogüind», diítas después de que el profe Vizca felpara con boleto sin retache hacia el traspatio del Demiurgo. El ruco falleció el miércoles 30 de junio de 2004, casi a las once y cacho de la larache; no el Demiurgo, sino el profe.
[El Cháidez dijo que se lo llevó Patetas «alrededor de las 7 y media de la noche», y que falleció «por causas naturales, a los 84 años de edad».
Bueno, que el vino sea una caguama y el pan un ahogaperros ya es otra cosa. Lo cierto es que si don Rubén estuviera contagiado de sida, y descartando la posibilidad de que no se hubiera colgado desde un ventanal como Holderlin, fletado algún disparo en la chompeta como Mayakovski o el autor de «Nocturno a Rosario», pues infestado con el sida, natural era que por ello petatiara. En tal sentido, así sí estaríamos de acuerdo con lo que afirma el Cháidez al decir que el pro cutió «por causas naturales». Porque sidoso el profe, era «natural» que por eso se muriera].
Ah, pero regresemos al punto medular de la mengambrea.


LOS PRIMEROS ESTRAGOS NEURÓTICOS DE MÍSTER CHÁIDEZ

A principios del mes de julio de 2004 yo escribí un «Vertedero de cretinadas» dedicado al pro Vizca y en uno de cuyos subcabezales se hallaba inserta la notícula cretinesca intitulada «CHÁIDEZ Y EL SNOWIND», misma que provocó los primeros estragos neuróticos de míster Cháidez, quedando yo, tentativamente, apuntado en su «listita de negra»
[digo tentativamente porque el bato, meses después, me solicitó permiso para publicar dos textículos cretinescos; uno referente al libraco que publicó la Denise Dresser y otro respecto al Centro Estatal de las Artes y tocante a un asunto epistolar del chamán de las letras chicalenses, o sea, el Gabriel Trujillo Muñoz].
El gestador del Periquillo Sarniento aplumó en tinta (o tintió en pluma) que en esta vida el berrinche y el enojo siempre van pisándole la falda al gozo, por ello, pues va nuevamente de retro la transcripción del redrojo que encendió las cuitas del lorocutor de Estéreo Frontera.


EL JAIME CHÁIDEZ, EL ESNOWIND MARTÍNEZ Y EL LUPILLO RIVERA

Me turiquea mi chaleco el Esnowind —una especie de agente culturaloso del CISEN, pero más perrón—que entre las faenas culturosas que despliega el conocido periodista Jaime Cháidez Bonilla se ha propagado una que merece atención por su dimensión sicológica. Pues se sospecha que el bato fue maiceado para hacer tratos con individuos de ineptitud absurda que se sueñan escritores.

—¿Lo hará para sacar de quicio a los críticos? —le pregunto a mi chalán.
—No le creo, jefe —me responde el morro.
—¿Tonces?
—Lo único que puedo decirle es que cuando se dan cosas como esas, el birote obedece a una degeneración de la estética originada desde las antípodas del poder telúrico de este tafanario fronterizo.
—¿O sea que Cháidez muestra una baraja y juega con otra?
—Así es. Ni más ni menos.
—¿Me estás diciendo que el bato agandallará el suplemento?
—Ansina mesmamente, chif. Y no sólo eso, el bato no tardará en convertirlo en un supositorio culturaloide en cuya portada, en vez de una pintura del Greco, saldrá la imagen del Lupillo Rivera, o de alguien por el estilo.

[Nota: no salió la del Lupillo Rivera, pero sí la del Pedro Infante; véase la edición correspondiente al domingo 15 de abril de 2007].

—Valiendo verga y llamando al Santo.
—Se dice que ya planea darle a Identidad el cínico calzonazo.
—¡Puta., madre! ¿A poco sí?
—¿A poco no?
—Acuérdese que la gente para chingar no tiene tropiezos.
—¡Qué culero!
—¿Y angora?
—Pues nomás habrá que esperar a leer puras mariguanadas vulgares.
—¿Y la herencia del profe?
—Se pudrirá en colosales margayates, en pobreterías mentales y en payasadas emuladoras de tratantes seudoliterarios que aman la pendejez histórica. A partir de la muerte de Vizcaíno el suplemento de marras tratará de poner la cultura en manos de la incultura, y Cháidez es el más indicado para ese jale. El bato está bien presto a cobrar las facturas que el profe endosó al demonio para evitar que lo encasillaran con la etiqueta de mago del camelo. Y ya circulan voces pispiritando que al Cháidez le brotado el cobre y que ya formó su mafiecita de escritoretes que habrán de ser los encargados de freír las próximas ediciones del susodicho suplemento. Y por ai dicen también, que el bato solamente aceptará a estirados nalgones y sirvientos de los mastuerzos. En fin, que terminará por abochornar a la poca mengambrea cultural que hay en Tijuas.
—¡A la verga!, dijo Tiúndo.
—¿Cómo la béisbol con ese birote, mi chif?
—Muy culeis pa creerlo. Semiace que estas hablando por hablar. De seguro te las tronaste antes de venir.
—Por mi jefecita que no. Así que no le extrañe si el día de mañana el suplemento que piloteaba el pro Vizcaíno aparece como un soberano hervidero de cursilerías y atejonadas frivolidades, en un libelo infestado por bandadas de seudoliteratos y granujas cuasiculturales que no tienen idea de las monstruosidades oligofrénicas que gruñen.
—Hablas como si fueras un profeta, pinchi Snowind.

[Y ¡culos a la pared! El Esnogüind no andaba errado, pues los pronósticos del felino fueron del todo acertados; solamente se equivocó en lo tocante a eso del Lupillo Rivera].


CHÁIDEZ SE DESPIDE DEL CHARQUITO Y EL CHARKITO DE IDENTIDAD

Y la pedorrera no se hizo esperar, pues el jueves 8 de julio de 2004, al buzón charkiano cayó una misiva del Jaime Cháidez y, adjuntado al imeil, venía esta temeraria advertencia de monja milagrera en plena menstruación:
«ÚLTIMO CORREO DEL PINCHI CHÁIDEZ, DOBLE CARA...»

Bueno, me dije yo, y ¿qué hacer? Ni modo de llorar. El autor de «Frivolitos de la olla» se cuartió y apechugó muina en su corazón por causa del articulejo que endenantes teclié, un texto puramente ficticio que se cuajó en neta caponeta; un simple ejercicio de imaginación del cual se desprendió la sentencia horaciana de la «veritas parit odium», o sea, la cura tirando a neta, verosimilitud de lo real al filo de la ironía y el sarcasmo. Notícula cretinera que provocó el sentimiento «mutatis mutandi» en el espíritu del gacetero y lorocutor Cháidez Bonilla. Ya lo decía el loco Juan Bautista: «Fracasado el lamento sólo me queda el fuego». Así me paga el destino el inevitable tributo a la palabra. Ahora, cuando más me he deslechado escribiendo con la emoción que siente el zopilote cuando va en pos del caballo muerto, me mandan a freír espárragos y a hacer puñetas.
El caballo muerto era Rubén Vizcaíno Valencia y el zopilote Jaime Cháidez.


«VERITAS PARIT ODIUM» O EL CHÁIDEZ SÍ ES UN DOBLECARA

En el mes de julio de julio de 2003, el ahora difunto Vizcaíno me contó que lo siguiente: «Cháidez sí que es un frívolo natural; es un discípulo del Gato. Yo le he dicho: "Tú eres un discípulo del Gato. Nada más que tú no eres mariguano ni eres puto, cabrón"».
Es cierto, el Cháidez es «un frívolo natural» y un «discípulo del Gato»; no le pone ni a la mota, al crico ni a la cois. Pero, contrariamente a lo espetado por Vizcaíno, el batillo sí es un cabrón puto. Y a las pruebas del Esnogüind y del mismísimo Cháidez me remito: trafique de ineptitudes literarias, coruco de las antípodas del oficialismo culturero, mago del camelo, culequero que muestra una baraja y juega con otra, merolico de supositorios culturaloides dando el cínico calzonazo, chingaquedito que no tiene tropiezos morales, difusor de mariguanadas vulgares, pobreterías mentales y demás payasadas de tratantes seudoliterarios que aman la pendejez histórica y la vacuidad. A partir de la muerte de Vizcaíno puso el suplemento de marras en manos de la incultura. En menos de tres añejos le brotó el cobre formó y consolidó su mafiecita de mamertos estirados, pájaros nalgones y sirvientos de los mastuerzos.
Como lo vaticinaba el Esnogüind: el suplemento que piloteaba el pro Vizcaíno es ahora un soberano hervidero de cursilerías y atejonadas frivolidades, leonera de seudoliteratos y granujas cuasiculturales que no tienen idea de las monstruosidades oligofrénicas que gruñen (ay, estos tiempos de José Luis Borgues y de eméritos seudoizquierdistas como el Erasmo Katarino Yépez, la Eve Gil, el Félix Cerumen y el Lucerito Montaño; que a regañadientes admiten que son consecuentes con las doctrinas rastreras del prianismo y el bushismo). Son ellos, Cháidez y sus compinches, y cofradías paralelas como «Apancho y laurel» y el «Tijuana Bloguita Front», quienes le cantan loas a la «meme merdé»; estimulados por un asombroso oportunismo en la urdimbre de una cultura al garete.
Pinchi Cháidez, te pasas de vergas y denigras los postulados del FOCUC. Y eres puto porque actúas con incongruencia e hipocresía, toda vez que en la práxis cotidiana y profesional del quehacer cultural niegas lo que pregonas. Les has dado puertazo a buenos escritores, y no lo digo por mí (faltaba más) sino por la culerada que le hiciste al morro ése, quien es el único que —después de don Narciso Genovés— se la saca para escribir literatura ciencia-ficción en este puto tafanario fronterizo. Me refiero al Alberto Villa Palafox, un morro a quien el pro Vizca calificaba en estos términos: «Él no tiene aún madurez porque es un niño, un jovencito. Tiene una cultura limitada en un tiempo limitado. Como quiera que sea es buen escritor, y yo no le puedo cerrar la puerta. Y en algunas cosas, inclusive, me parece que va adelante de mí, adelante de cuanto cabrón conozco» [Julio de 2003].


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